jueves, enero 24, 2008

La infancia y sus olores

Hoy de golpe he viajado a mi infancia. Un lugar lejano, parecía un sueño, un lugar sagrado donde me hubiera quedado para siempre. Nunca había pensado en la infancia como un lugar mágico, donde estuviera a gusto y donde me quisiera quedar. Al contrario, siempre me he querido alejar de ella. Pero hoy, gracias a un olor, me he transportado a un lugar donde me he sentido bien, donde me sentía en casa. Me sentía feliz.

El olor lo he reconocido como propio, como algo intrínseco a mí. Un olor dulce, que me ha hechizado casi hasta no saber donde estaba. Me ha llevado a un sueño de color rosa donde yo era feliz, donde había una niña inocente, que iba a una tienda de chucherías a la salida del colegio. Una tienda llena de cajitas de colores diferentes, rojo, azul, con Amparo que nos conocía y que nos daba globos de agua por una peseta cada uno. Globos amarillos, globos azules, globos verdes que llenábamos de agua en el patio de la escuela para lanzarlos contra nuestros amigos. Así nos refrescábamos en los días calurosos de verano. Juegos, sueños, amigos, qué bonito momento he pasado.

Me he quedado sentada, en ese escondite mágico, no quería irme, hacía tiempo que no sentía esa sensación de seguridad. Me gustaría volver a ese sitio, pero como todos los lugares mágicos, no somos nosotros los que decidimos cuando podemos ir, sino que son ellos los que nos acogen cuando más lo necesitamos. Y hoy, yo, lo necesitaba.

No hay comentarios: